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Iniciativa, creatividad, emprendimiento

Sin lugar a dudas, el emprendimiento y la evolución han ido de la mano, hasta tal punto que podríamos decir que uno y otra son las dos caras de una misma moneda. La evolución de las sociedades ha sido posible gracias a aquellos hombres y mujeres visionarios que, por encima del orden establecido, supieron ver más allá, asumieron la dificultad y el riesgo como un reto y comprendieron que el cambio era la única forma de dar un nuevo paso.

 

Las sociedades actuales han ido asumiendo que el medio para auto-proveerse de bienestar es a través del estímulo de la iniciativa, del fomento de nuevas inquietudes y del contagio del famoso espíritu de superación. Si bien es verdad que esto es lo que nos define como especie, también es cierto que el desafío está en lograr alcanzar un bienestar ecológico y verdaderamente común.

 

Por todo ello, la educación con mayúsculas no puede obviar el emprendimiento como un fin en la formación de la ciudadanía.

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